Pero un día la tranquilidad se rompió. Una de las cebras vino corriendo diciendo que había visto a unas personas con jaulas y con armas. El león, que era el que tomaba las decisiones importantes, se dio cuenta de lo que pasaba y advirtió a todos los animales de que fueran cuidadosos y no se dejaran ver por aquellas personas, que intentarían cazarlos.
Todos los animales intentaron buscar lugares donde poder esconderse y el león se paseaba todas las noches para comprobar que todos estaban bien.
Pero una de esas noches, después de dar su paseo de vigilancia el león se quedó dormido. Al verle, los cazadores no se lo pensaron dos veces y sigilosamente fueron por el y lo capturaron.
Cuando el león despertó se encontraba metido en una jaula y oía el ruido del mar. En ese momento se dio cuenta de que no volvería a ver más a sus amigos de la selva.
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