En una gran ciudad vivía una niña muy linda que se llamaba Rosita.
Los papás de Rosita eran grandes empresarios por lo que se trataba de una familia muy reconocida y con dinero.
Por eso, Rosita iba siempre muy relinda ya que su mamá la compraba todos los vestiditos que salían y sus muñacas preferidas.
Iba al colegio más importante de la ciudad y como ella todas sus amiguitas también vestían preciosos vestidos. Allá ella era muy feliz con todo lo que tenía.
Un día, los papás de Rosita la dijeron que tenían una gran noticia que darle.
- Será el vestido que la pedí a mamá, o aquel collar que quería...-Rosita tenía muchas ganas de saber de qué se trataba.
Durante la cena los padres se lo dijeron: Rosita, nos mudamos!
Al principio no se sintió muy feliz, pero tras hablar con sus padres acabó convencida. Pensaba: tendré vestidos que ninguna de mis amigas tendrás, y muñecas, y collares..porque aquí no se venderán aún.
Pero cuando llegó allí y pasaron las primeras semanas nada de aquello era como Rosita se imaginó. Las niñás no vestidía con los mejores vestidos y los juguetes los hacían ellos con cosas de casa.
Se dio cuenta de que ya no importaba que llevará puesto o cuánto habían costado sus juguetes...allí lo más importante para los niños era divertirse y pasárselo bien.
Este cuento nos sirve para darnos cuenta de que en cada lugar las cosas se valoran de modo diferente.